Pablo Iglesias

Pues no sé si ustedes estarán de acuerdo, pero creo que Pablo Iglesias es de los políticos con más caradura que ha parido la democracia española... Que ya es decir, porque si algo sobra en España son políticos con la cara más dura que el cemento. Pero es que lo de este señor es de vergüenza, queriendo dar lecciones de honestidad a todo el mundo, y haciendo después todo lo contrario de lo que dice...

En 2012 criticó la compra de un piso de 600.000.- euros por parte de Luis de Guindos: "¿Entregarías la política económica del país a quien se gasta 600.000€ en un ático de lujo?".. Para después comprarse no un piso, sino todo un chalet por esa misma cantidad, casualmente...

En 2015 criticó a los políticos que se van a vivir a Somosaguas, y se "aislan": "Me parece peligroso el rollo de aislar a alguien... Entonces no saben lo que pasa fuera. Es decir, este rollo de los políticos que viven en Somosaguas, que viven en chalets, que no saben lo que es coger el transporte público...". Y es lo que este matrimonio ha hecho...

Qué decir de su ya famosa frase de que los escraches son "jarabe democrático"... cuando se lo hacen a gente que no opina como él... Porque cuando se lo hacen al matrimonio, ya se sabe que es que son unos fascistas los que lo hacen, en esta dicotomía en la que siempre cae la izquierda: cuando ellos hacen algo, es bueno; si lo hacen otros, es que son unos fachas...

Resulta además muy curioso escuchar a este caradura decir:  "No hay derecho a que mis hijos tengan que sufrir las consecuencias del compromiso y las tareas políticas de sus padres...". Parece ser que aquellos hijos que han visto morir a sus padres víctimas de atentados de ETA sí merecían sufrir las consecuencias del compromiso político de sus padres. ¿Verdad, Pablo?... Claro, es que seguro que sus padres eran unos fachas, y se lo merecían, los hijos de put...

Que este señor haya llegado a ser vicepresidente del gobierno, y su señora, ministra, nos deja claro el estado de coma profundo en que se encuentra la sociedad española, con sujetos como éste incapaz de mantener una coherencia entre lo que dice y lo que hace. 

¡Qué pena!