Perros

Fuí el otro día a Camposoto, a la playa, y llegué hasta lo que es el segundo búnker. Un paisaje precioso, ideal para bañarse, por sus agua transparentes, limpias, casi sin olas...

El caso es que para llegar hasta allí, si usted va por la orilla, hay que pasar, sí ó sí, por la parte acotada por nuestro gentil ayuntamiento para que los perros lleven a sus dueños... Sí, sí, han leído bien, no me he equivocado...

A mi me encantan los perros, desde chiquitito. No he tenido nunca uno propio, porque creo que un piso no es sitio adecuado para tener perro; pero me encantan. Son animales encantadores, buenos, dóciles... No entiendo muy bien, no obstante, el porqué hay dueños de perros que no pueden pasar ni un minuto sin ellos, y que, por tanto, tengan que llevárselo a la playa... Esa necesidad de tener que estar 24 horas con su perro, en fin, a mi me sorprende, la verdad...

El caso es que la playa de perros de Camposoto está acotada por dos carteles: uno que indica dónde empieza; y el otro que indican dónde termina... Y aquí viene mi enfado: hay dueños de perros que no saben leer, y que pasan olímpicamente de esa acotación. De forma que, donde supuestamente termina la playa de perros... empieza una nueva superficie con un montón de perros con sus dueños, prácticamente con la misma superficie que la, digamos, "legal"... Y eso ya me resulta incomprensible...

Vamos a ver: ¿no les basta a esos dueños con la superficie acotada y establecida, que es grandecita?... ¿Tienen que usurpar aún más terreno?... Uno tiene la esperanza que la autoridad competente restablezca la normalidad, y llame la atención, ó sancione, a quienes no respetan lo establecido... Pero no, ya sabemos que esto es España: pasa en un vehículo una pareja de la Policía Local y... pues eso, "pasa" en el sentido de pasar. Aquí no pasa nada. Con lo que te encuentras a un montón de perros campando a sus anchas fuera de los límites establecidos. Ya sabemos que la policía local en La Isla está para otras cosas, no para hacer cumplir la ley... 

En fin, que aquí, como siempre, cada uno haciendo lo que le sale de sus partes íntimas. ¡País!